jueves, 7 de mayo de 2009

desde el pequeño detalle al gran regalo o viceversa...

Creo que no soy nada materialista.

Entre los grandes regalos, admiro las buenas joyas como se admira una obra de arte, no para llevarlas puestas, detesto las pieles, obviamente me refiero a los abrigos de pieles, clasifico los coches en pequeños, medianos y grandes y con tal de que me lleven y tengan un maletero grande me tiene sin cuidado la marca. Tengo carnet y no conduzco por lo que nadie me va a regalar un coche.

Siempre me he planteado el significado que para mi tendría un gran regalo. Ahora no tendría ningún significado, es más me parecería una idiotez. No sé si lo tuvo alguna vez. Tal vez el valor de la sorpresa.

Ni valoro los grandes regalos ni los intermedios. Los intermedios son esos regalos que la fecha del calendario imponen a los que te rodean como una obligación. Los acepto, me hacen ilusión pero no los valoro tanto como valoro los pequeños detalles.

Los pequeños detalles inesperados me hacen sentirme dichosa, apreciada y querida.

Y son los pequeños detalles los que me acercan más a las personas. Siempre pienso que si alguien dejó unas plantas para mi en un vivero, me envió un cd que pensó me podría gustar, compró una bisutería pensando en mi para darmela cuando me viera... es que me recordó en esos momentos y que de alguna manera me conocía y sabía que me podía alegrar el día, si además esa persona apenas es algo más que un conocido-a de estos mundos de internet, me emociona. Me llega al alma pensar que hay personas tan sensibles que son capaces de pensar en los demás aunque estos apenas rocen su entorno.