Relato
para un concurso que nunca se celebró.
Hoy
quiero recordar…
Los
veranos de nuestra niñez, cuando cogidos de la mano, correteábamos entre las
mieses y apenas sobresalían nuestras
cabezas sobre las espigas de trigo, los dos rubios y perfectamente camuflados
en la distancia, jugábamos a escondernos de nuestros mayores.
A
veces me hablabas de él, de tu compañero de juegos en el colegio y despertabas
mis celos de niña.
Revoloteábamos
con las mariposas de vivos colores, buscábamos enjambres de abejas colgados de
los árboles, chapoteábamos en el
río, en los hilillos de agua plateada que
serpenteaban entre los cantos rodados y acurrucados detrás de los juncos,
espíabamos a las ranas…
Todos
los días eran aventura, todos los días la misma aventura y todos diferentes…
Dormíamos
la siesta tumbados a la sombra de los chopos de la ribera, y mecidos por el
canto de las chicharras, el croar de las ranas y el calor del estío
adivinábamos blancas sombras chinas en el intenso azul de nuestro cielo
castellano.
Hueles
a trigo te decía…tu hueles a menta me respondías
…..
Hoy
quiero recordar
Los
veranos de nuestra adolescencia, nuestros tranquilos paseos por los mismos
lugares de nuestra niñez, tus proyectos, los míos, el soñar juntos en compartir
también los otoños, los inviernos, las primaveras…
Seguías
hablandome de él, de tu mejor amigo, y yo deseaba conocerle.
De
nuevo la misma ribera, los mismos paisajes, diferentes los juegos…diferentes
tiempos aquellos, en los que las mariposas de colores aleteaban dentro de nosotros cuando nos cogíamos de la
mano, las caricias electrizaban nuestro cuerpo y tu mirada era TODO
Sabes
a trigo te decía…tu sabes a menta me contestabas…
…..
Hoy
quiero recordar
La
terrible noticia de aquel otoño, justo
en el momento en que comenzaban a hacerse realidad nuestros sueños… tu
enfermedad… tu esperanza, la mía
No
fue posible… en primavera, cuando de nuevo tocábamos la felicidad con la punta
de los dedos, sucedió lo inevitable
No
quise volver a recordarte. Activé en mi mente todos los mecanismos posibles
para que tu memoria no me causara dolor, borré todo aquello que pudiera
recordarte, levanté un muro y me escondí tras él.
Han
pasado muchos años sin ti, sin recuerdos pero a veces, raras veces, cuando esa
atmósfera dorada y mágica de nuestros atardeceres se volvía a producir, el olor
a trigo inundaba mi entorno y notaba la suave caricia de tus manos entre mi
pelo y era inevitable que mis ojos se llenaran de lágrimas… de nuevo la
realidad, de nuevo sin ti, de nuevo el muro que separa el pasado del presente…
….
Ayer,
de forma casual, me presentaron a alguien… no puedo explicar lo
sucedido…después del protocolo de las presentaciones y sin saber nada de él, le
pregunté por ti… quizás era el atardecer dorado, quizás olía a trigo, tal vez
revoloteaban de nuevo mariposas de colores…Él, después del asombro ante la
pregunta, supo quién era yo, emocionados ambos nos disculpamos del resto y nos
fuímos…
Lloré recordándote, todo lo que durante estos
treinta años no pude hacer. Recordamos tu inteligencia, tu bondad,
tus proyectos… nuestro dolor… y poco a poco la sensación de paz se iba
apoderando de nosotros… el reloj se paró primero, para retroceder después y
revivir nuestros recuerdos contigo…
Flotábamos
en la atmósfera de la nostalgia cuando nos despedimos, nos abrazamos y nos
emocionamos de nuevo _ hueles a trigo sussurré -y tu sabes a menta … alcé mis
húmedecios ojos y creí ver tu mirada en
los suyos.
Hoy
he querido recordarte
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