domingo, 13 de marzo de 2011

Asignaturas pendientes

 Sin yo quererlo, de forma poco consciente a lo largo de mi vida me voy sacando asignaturas pendientes. Aquellas que debí de hacer a la edad que todo el mundo las hace.  Asignaturas que no me sirven para nada, que no ejerzo, pero me las saco. Primero fué aprender a coser. Después el carnet de conducir, para no conducir nunca o casi nunca, luego la Historia,   y  aprender a nadar.

Aún tengo una asignatra pendiente. Saber inglés. Yo pertenezco a las generaciones de españoles que estudiaron francés. Para mi intentar aprender inglés es como ponerme a régimen... Siempre empiezo con ilusión , y llego siempre al mismo punto , de forma que las primeras lecciones y el vocabulario más elemental, lo domino mejor que nadie. Habré empezado una docena de veces. 

Entre medas, mientras hago el curso y para no aburrirme veo peliculas en el ordenador o leo... asignaturas pendientes también, me doy cuenta que me he dejado muchas magnificas pelis sin ver, y muchas obras que merecían la pena ser leídas.

Ayer, sin ir más lejos, comencé a leer Las ratas de Miguel Delibes. Que magnifica prosa. Fué como transportarme en el tiempo, recorrí con el Nini su pueblo que podía ser perfectamente cualquier pueblo de Castilla en los años 50. Que maravilla era Delibes, que vocabulario tan amplio y tan acertado, tan conceptista...si de Gardel dicen los argentinos que cada día canta mejor... para mi Don Miguel cada día escribe mejor.

sábado, 5 de marzo de 2011

Lo mejor del día siempre es poesía


Siempre la misma rutina diaria, puede entristecer a más de uno.  En realidad la mayor parte de nosotros tenemos una vida rutinaria, pero hay quien se empeña en pensar que lo rutinario es aburrido. Siempre se puede disfrutar de la rutina.

En uno cualquiera de mis días, siempre hay poesía.


 Después de una semana recluída por el mal tiempo hoy el sol me permitió ver los crocus florecidos. Ver la esperada vida que renace y florece.

Desayuné apoyada en la ventana mientras una pareja de petirrojos que nunca soy capaz de fotografiar saltaban de rama en rama picoteando los últimos frutos de un guayabo. Más vida, más poesía. Luego me di como cada mañana un paseo por internet. Y encontré o me encontró ella a mi de nuevo la poesía.

Otros han plantado árboles, yo he plantado un cuaderno. No sé si se colmará de flores en primavera como se colma el almendro, si será recio su tronco, si aguantará la sed cuando la lluvia sea su ruego. No estoy segura de que en la canícula soporte la brasa del sol y se prodigue en sombra, ni que ofrezca sus ramas al nido y su corteza a la herida del corazón con iniciales inscrito...

Hoy asoma un tallito tierno, cada renglón es su alimento, cada idea, cada verbo. No sé a dónde me llevará, solo sé que es una de mis luces en esta oscuridad sin puerto.
 
 
 No es precioso ese texto? si a alguien admiro es a los que tenéis  la magia con las palabras, a los que sacáis de vuestra chistera ríos de sensibilidad...luego tengo que recorrerme ese blog.
 
Después vinieron los quehaceres habituales, el placer de la comida y la película de la sobremesa...hoy es sábado.
 
Luego más quehaceres diarios, mezclados con la charla con una amiga y la ilusión de un nuevo viaje...
 
Después alguien me ha enviado esta maravillosa poesía de Mario Benedetti.
 
No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas solo-a,
porque yo te quiero.


La magia de las palabras de nuevo. Siempre hay poesía con la que deshacer la rutina.

No te rindas, por favor no cedas...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Reivindico mi derecho a ser María.

 Esas cosas que aprendes de niño y que se te gravan en la memoria.

" Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. A cierto punto Marta se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.» Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.» "
Lc. 10, 38-42

No sé por qué pero en mi consciencia de niña este pasaje del evangelio venia a calmar mi mala conciencia ante mi laxitud y vagancia. Y tal vez por eso, este evangelio es de los que más simpatías despiertan en mi.

Yo necesito tiempo para ser María. Para dedicarme a la vida contemplativa. La vida contemplativa es siempre la más enriquecedora. Es la que más concentracción requiere. Contemplar lo que acontece a nuestro lado es la única forma de aprender;  capturar imágenes, comportamientos, sensaciones, paisajes, fauna, flora, luz, color...todo entra en el contemplar y todo forma parte del aprendizaje diario que es la vida.

Y esto viene a cuento por ese afán de muchos de trabajar y trabajar, trabajar no sólo para satisfacer las necesidades primarias sino para satisfacer otras necesidades impuestas y creadas por uno mismo. De forma que se vive sólo para el trabajo y se trabaja para vivir, en un círculo cerrado del que nadie sabe salir, consumiendo su existencia en malvivir.

Siempre me ha mareado ese tren de vida. Creo que si hubiera viajado en él habría llegado un momento que le hubiera dicho al revisor aquello de ...Yo me apeo en la próxima ...incluso me habría apeado en marcha.

Demasiadas Martas trajinando y muy pocas Marías contemplando.

Yo reivindico mi derecho a ser María.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Improvisación

Pasarela peatonal sobre el río Pisuerga en Valladolid ( Museo de la Ciencia)

 "El ser humano tiene infinitas formas de maldad en su naturaleza, basta darles salida. La bondad es más trabajosa, requiere voluntad"
Ramiro Santisteban, superviviente a 5 años de Mathausen

Yo soy todo o nada. A veces me como el mundo y otras el mundo me come a mi. Ahora estoy en la fase segunda pero puede que mañana vuelva a estar en la primera. Mentalmente siempre he sido una montaña rusa, aunque tengo que reconocer que bajar, bajar hasta lo más profundo, sólo dos o tres veces en mi vida.

Soy una enamorada de la vida, pase lo que pase a mi alrededor pero también soy extremadamente sensible, y es  esa sensibilidad la que me hace apasionarme por cualquier cosa y también decepcionarme, es mi tobogán mental.

Ahora estoy en época de decepción. Me decepciona el comportamiento de esta sociedad. No logro acostumbrarme a la idea de que no todo el mundo es bueno.  He creído en la bondad del hombre, he disculpado conductas por aquello del yo y las circunstancias de Ortega, las circunstancias son las culpables de la maldad de cada uno, siempre pensé esto.

Ultimamente  me doy cuenta que llevamos años de malas circunstancias, porque cada vez hay más personas que hacen daño sabiendo lo que hacen. Cuando  siento la maldad  cerca, el miedo me recorre el cuerpo y la mente. Ahora, como cuando era niña, echo a correr y busco la salida más cercana.

Pasado un tiempo, subo de nuevo a lo alto de mi tobogán interior, vuelvo al lugar y me enfrento a la maldad... ahora no puedo.