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miércoles, 16 de abril de 2014

Ver o no ver ...esa era la cuestión


Si algo he soportado mal de la edad ha sido la pérdida de visión. Nunca he podido llevar gafas más allá de unas gafas de sol que eran absolutamente necesarias para mis ojos claros.

Ver a través de un cristal no es lo mismo que ver con tus ojos, nunca es igual de nítido, ni el campo visual es el mismo. Tal vez por eso, de niña llegué a perder 6 gafas el mismo año, cuando  el oculista se empeñó en corregir mi propensión a los orzuelos y mi media dioptría de astigmatismo.

Pero lo peor vino a partir de los 55 cuando comencé a perder vista de lejos. Entonces opté por las lentillas de usar y tirar al cabo del mes. La primera vez que me las puse recuerdo que pensé:"esto es como haber ido a Lourdes. Me parecía milagroso, volvía a ver bien y con mis ojos.

Por aquel entonces leí que operaban la vista cansada de lejos, pero que había que esperar a que dejaran de aumentar las dioptrías. Durante años he usado a mi manera las lentillas de lejos. Que es a mi manera? haciendo burradas, me resultaban tan cómodas que eran una parte de mi, no me las quitaba ni para dormir. La verdad es que muchas veces me dormía sin darme cuenta que las llevaba puestas.

El año pasado fué un año de tener conjuntivitis cada dos por tres en mi ojo derecho. No creo para nada que se debiera a las lentillas, sino que más bien pienso que es algo alérgico y que volverá a ocurrir. Pero a cuenta de esa conjuntivitis volví a las gafas. Y volví a no soportarlas...que si de cerca, que si de lejos, nunca encontraba la gafa que necesitaba, me compraba algunas en farmacia y tenía gafas en todos los lugares de la casa para evitar el estarlas buscando constantemente.

Un día mi marido y mi hija confabulados me dijeron te podías operar...y les tomé la palabra.

Fuimos a la clínica que yo consideré me inspiraba más confianza. Todo tipo de aparatos, y la conclusión.
 -Si se opera le quitamos las gafas, no volverá a usar gafas.
- Bueno tendré que usar gafas para leer dije.
- No señora, ni de lejos ni de cerca.

Dije sí de inmediato y fijamos fecha...

Después me informé y me entró un miedo increíble...dispuesta a decir que no pero sin llamar por teléfono, esperando que llegara el momento que me atreviera. Sentía que me quitaban algo que era mío, el cristalino, y que era irreversible ...Cuando les comuniqué mi no a la familia...mis tres hijos me dijeron de todo. Mi marido lo mismo.

Yo les decía, no tengo necesidad de ir, con gafas veo bien....ya iré dentro de tres años...

- No ves una mierda mamá, dijo mi hijo

- Y si vas a ir dentro de tres años por qué no vas ahora y lo disfrutas más tiempo dijo mi hija? e insistió, para que quieres un cristalino con el que no ves?... (coñe pero es mío, pensaba yo)

Seguí manteniendo la fecha de la operación mientras me decía...siempre has sido osada para todo que ejemplo vas a dejar con tu acobardamiento a tus hijos? y eso me animaba...y al minuto siguiente me decía que el mejor ejemplo era ser prudente y no meterme en aventuras...luego que aventura ni que narices si es una intervención sencilla y sin apenas riesgo... después mi otro yo decía; el riesgo es mínimo pero y si se te infectan los ojos? puedes quedarte ciega incluso puedes morir, y así durante un mes y medio...hasta que un día me dije lo hago y no hay marcha atrás...

Y por fin lo he hecho. Primero un ojo y a la semana el otro. Y hoy escribo por primera vez en este blog sin gafas y sin lentillas de usar y tirar. Ya sé que tengo una lente intraocular... pero soy consciente que la lente con la que nací, mi cristalino, cada vez era más opaco y deforme.

La Ciencia avanza gracias al esfuerzo de mucha investigación y hoy más agradecida que nunca a esas personas que han hecho el milagro de que de nuevo vuelva a ver con mis ojos.

Y feliz...muy  muy feliz