Libre ... alguna vez lo fui?
De niña pensaba cuando sea mayor seré más libre. De adolescente, abusando de la bondad de mis progenitores elegí la única carrera que no había en la ciudad donde vivía. Necesitaba volar. Mi época de estudiante fué tal vez la más libre. A pesar de la dictadura y a pesar de la religión, pero al menos me liberé de la rígida tutela de mis padres. Y aprendí aquello de que mi libertad acaba donde empieza la del otro.
Entonces fué cuando me enamoré y me casé. Mi libertad no mermó por la relación con mi pareja, lo hizo porque yo quise atarme a unos hijos muy deseados y al rol de la mujer en su casita. Y aunque sarna con gusto no pica, mortifica. Fué la etapa más feliz por un lado pero en la que me sentí más presa. Deseaba que crecieran y se emanciparan, para poder volar de nuevo. En definitiva ser más mayor.
Crecieron, se emanciparon, también ellos necesitaban sus alas.
Y ahora me doy cuenta que la libertad no existe. Que aunque se eliminen las barreras que la oprimían, las barreras externas, no puedes eliminar las barreras del alma, tu modo de ser y de actuar, tu conciencia. Ya es tarde.
Escribo tu nombre en las paredes de mi alma...
