Mostrando entradas con la etiqueta Valladolid. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Valladolid. Mostrar todas las entradas

miércoles, 2 de febrero de 2011

Improvisación

Pasarela peatonal sobre el río Pisuerga en Valladolid ( Museo de la Ciencia)

 "El ser humano tiene infinitas formas de maldad en su naturaleza, basta darles salida. La bondad es más trabajosa, requiere voluntad"
Ramiro Santisteban, superviviente a 5 años de Mathausen

Yo soy todo o nada. A veces me como el mundo y otras el mundo me come a mi. Ahora estoy en la fase segunda pero puede que mañana vuelva a estar en la primera. Mentalmente siempre he sido una montaña rusa, aunque tengo que reconocer que bajar, bajar hasta lo más profundo, sólo dos o tres veces en mi vida.

Soy una enamorada de la vida, pase lo que pase a mi alrededor pero también soy extremadamente sensible, y es  esa sensibilidad la que me hace apasionarme por cualquier cosa y también decepcionarme, es mi tobogán mental.

Ahora estoy en época de decepción. Me decepciona el comportamiento de esta sociedad. No logro acostumbrarme a la idea de que no todo el mundo es bueno.  He creído en la bondad del hombre, he disculpado conductas por aquello del yo y las circunstancias de Ortega, las circunstancias son las culpables de la maldad de cada uno, siempre pensé esto.

Ultimamente  me doy cuenta que llevamos años de malas circunstancias, porque cada vez hay más personas que hacen daño sabiendo lo que hacen. Cuando  siento la maldad  cerca, el miedo me recorre el cuerpo y la mente. Ahora, como cuando era niña, echo a correr y busco la salida más cercana.

Pasado un tiempo, subo de nuevo a lo alto de mi tobogán interior, vuelvo al lugar y me enfrento a la maldad... ahora no puedo.

lunes, 20 de abril de 2009

La primavera...


Siempre ha sido considerada la estación por excelencia...

Mitos que nos creamos en la mente desde niños. El período en que todo sale del letargo invernal y se pone en movimiento. Es como si al reloj biológico le dieran cuerda.

Nunca fué mi estación la primavera. Nací en una época en la que los inviernos eran crudisimos en mi ciudad natal y los veranos muy calurosos. Tal vez por eso debería haber amado la primavera.

Ahora me doy cuenta de que siempre fuí rebelde, siempre un poco a contracorriente, porque a mi me gustaban los inviernos gélidos de mi tierra. Aquellos inviernos en los que el hielo colgaba en forma de chupiteles (más tarde supe que se llamaban carámbanos) de los tejados de las casas. Esos inviernos en los que el aliento se congelaba en el tejido de mi bufanda.



En primavera no sólo brotaba todo lo bello sino también brotaban los virus y las bacterias y era rarisima la primavera que no me obligaba a guardar cama durante días... Luego supe que la primavera alteraba mi mente...La primavera que la sangre altera. Sí, puede que sí, que esta frase sea cierta. Nací en diciembre así es que obviamente a mis progenitores la primavera les afectó.

A veces me he preguntado si estadisticamente será cierto que la primavera produzca un mayor indice de natalidad que el resto del año... aunque si lo analizo bien...el invierno en mi ciudad natal y en aquellos tiempos sin televisión debía de incrementar en mayor medida ese índice.

Ahora le tengo mucho respeto a la primavera, ando con tiento, muchas depresiones entran en primavera, eso lo comentamos siempre las mujeres entre nosotras. Probablemente el invierno produce un estado de ansiedad de deseo de que pase, de expectativas futuras...y cuando ha pasado y la primavera llega el cuerpo sufre el bajón del cambio de estado mental.

La primavera para mi es una estación de actividad física, de ir y venir, de hacer y deshacer, aprovechando el buen tiempo. El invierno es la estación de descanso, es tiempo de actividad mental y siempre me ha resultado más creativa la actividad mental que la física.