lunes, 20 de abril de 2009

La primavera...


Siempre ha sido considerada la estación por excelencia...

Mitos que nos creamos en la mente desde niños. El período en que todo sale del letargo invernal y se pone en movimiento. Es como si al reloj biológico le dieran cuerda.

Nunca fué mi estación la primavera. Nací en una época en la que los inviernos eran crudisimos en mi ciudad natal y los veranos muy calurosos. Tal vez por eso debería haber amado la primavera.

Ahora me doy cuenta de que siempre fuí rebelde, siempre un poco a contracorriente, porque a mi me gustaban los inviernos gélidos de mi tierra. Aquellos inviernos en los que el hielo colgaba en forma de chupiteles (más tarde supe que se llamaban carámbanos) de los tejados de las casas. Esos inviernos en los que el aliento se congelaba en el tejido de mi bufanda.



En primavera no sólo brotaba todo lo bello sino también brotaban los virus y las bacterias y era rarisima la primavera que no me obligaba a guardar cama durante días... Luego supe que la primavera alteraba mi mente...La primavera que la sangre altera. Sí, puede que sí, que esta frase sea cierta. Nací en diciembre así es que obviamente a mis progenitores la primavera les afectó.

A veces me he preguntado si estadisticamente será cierto que la primavera produzca un mayor indice de natalidad que el resto del año... aunque si lo analizo bien...el invierno en mi ciudad natal y en aquellos tiempos sin televisión debía de incrementar en mayor medida ese índice.

Ahora le tengo mucho respeto a la primavera, ando con tiento, muchas depresiones entran en primavera, eso lo comentamos siempre las mujeres entre nosotras. Probablemente el invierno produce un estado de ansiedad de deseo de que pase, de expectativas futuras...y cuando ha pasado y la primavera llega el cuerpo sufre el bajón del cambio de estado mental.

La primavera para mi es una estación de actividad física, de ir y venir, de hacer y deshacer, aprovechando el buen tiempo. El invierno es la estación de descanso, es tiempo de actividad mental y siempre me ha resultado más creativa la actividad mental que la física.

8 comentarios:

Pensamientos de reflección dijo...

la primavera es algo bello. no te dejes llevar por cosas que en realidad no son.

impersonem dijo...

Precioso y preciso relato de costumbres el que nos muestras. Familiar para mí (veo que la foto es de Tierra de Campos de Valladolid) pues yo también soy de Tierra de Campos, aunque no de Valladolid. Mi niñez percibió el crudo frío que refieres, patinó en el hielo de un riachuelo y una Laguna, sorteó los pinganillos de carámbano que colgaban de las tejas y que caían de vez en cuando con peligro de hacer daño... muchos recuerdos que invaden mi mente...

Ahora bien, me gusta el calor del verano y sucumbo aterido al frío del invierno de esta tierra hospitalaria a veces e inhóspita otras.

Besos.

Liz dijo...

Pensamientos...gracias...he visto tu blog...aprovecha esa maravillosa primavera que es tu edad...gracias por tu comentario...

impersonem... la foto de la Tierra de Campos no es de Valladolid, es de Palencia, aunque yo nací en Valladolid. Toda mi familia era de la Tierra de Campos palentina... y siempre me he sentido de esa tierra aunque me sienta también muy orgullosa de ser pucelana.

Besos

impersonem dijo...

Perdón, pensé así por la etiqueta de la entrada, yo de la Tierra de Campos Zamorana. ¡Sí que es grande Tierra de Campos! A mi me encanta el terruño y la llanura de mi tierra... me gusta ver a lo lejos...

Besos.

suculentas en venta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Liz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Liz dijo...

Supuse que eras zamorano por lo de la Laguna ... Villafáfila?

¡ancha es Castilla! o Leon! o Castilla y Leon!

A mi me emocionan los campos ocres de la tierra de Campos, sus espacios abiertos, las ondulaciones del paisaje, sobre todo cuando el cereal está a punto de ser segado...

Conocistes la trilla?. Era como conducir un formula 1 en aquella época ...¡creo que me he pasao! :DDD pero de verdad que me encantaba trillar.

impersonem dijo...

De Villafáfila no, pero cerca.

Conocí la trilla y todos sus quehaceres, que eran muchos... el olor de las eras, el calor de las gentes del campo, las tertulias del saber instintivo... muchas cosas más... mi infancia fue feliz en esas tierras... muy feliz.

Seguiremos hablando... Besos.