En el jardín de los deseos
la más bella sigue siendo la de lis
Han pasado meses desde mi última entrada en este blog. No ha sido por falta de deseos, puede que haya sido por falta de confianza en que esos deseos se cumplan. Falta de confianza en la magia de la escritura, falta de confianza en que el deseo escrito se materialice.
Hoy he oído de nuevo la canción de Materia prima, un dúo que pasó de puntillas por la música.... es triste, y me he puesto a pensar en todas las ilusiones que los padres ponemos en nuestros hijos, en todas las ilusiones que los abuelos ponemos en los nietos, en el nuevo niño que está a punto de llegar a mi familia, en nuestros deseos e ilusiones.
En qué punto de la vida de un niño se tuercen esas ilusiones? que frágil es la existencia, y como pequeñas decisiones tomadas en el devenir diario pueden dar al traste con las ilusiones y transformar la alegría en dolor.
Hoy he visto en la tele a los de Proyecto hombre quejarse de la poca vigilancia por parte de los padres al consumo de alcohol de los hijos. De la complacencia de esta sociedad ante los botellones. De que muchos padres lleven a sus hijos a Proyecto hombre cuando piensan que se drogan y hayan pasado por alto el consumo exagerado de alcohol de sus hijos desde muy niños.
Y he tenido la necesidad de venir a este blog para desear que los niños sean niños, que crezcan sanos, y nada negativo interfiera en ese crecimiento. Pero sobre todo he entrado para desear que la formación espiritual y ética de nuestros niños mejore. Desear que esta sociedad sea capaz de cambiar. Desear que nuestros jóvenes no encuentren la diversión en el alcohol y las drogas porque no está ahí, y cuando lo descubren ya es demasiado tarde.
Que nunca se seque la flor de lis...