lunes, 22 de diciembre de 2008

Navidad...



Siempre fueron mágicas estas fechas para mi. Tal vez porque algunas de las personas que más quería incluída yo misma, cumplíamos años en esta época. La Navidad era una celebración tras otra. No eran grandes fiestas. Eran fiestas sencillas. Era el chocolate y los churros para desayunar, la alegría desbordante, la ilusión en los ojos de niños y mayores, el vestido y el abrigo nuevos, el calor de la casa, el olor a comida diferente que se nos antojaban manjares de los cuentos de las Mil y una noches, los villancicos, los escaparates llenos de juguetes, los turrones y los dulces, las bebidas, los juegos de cartas en familia... y a veces incluso la nieve

Mis Navidades, las de ahora, tienen mucho de aquellas pero no es ni parecida la ilusión. Porque antes no teníamos casi nada y todo era mágico y fantástico y ahora lo tenemos casi todo. Aquellas Navidades nunca se podrán repetir.

Feliz Navidad

martes, 16 de diciembre de 2008

Una mirada infantil



Creo que nunca he disfrutado tanto de la vida como en esta edad. Tal vez nunca tuve tiempo de disfrutarla. La vejez y la niñez se parecen en eso, en que hay tiempo para recrear la mirada en lo que nos rodea. Sin embargo apenas queda una pequeña huella de esa mirada infantil en nuestro interior. Ahora me embeleso con cualquier cosa que la vida me ofrece, y me convierto en un niño de secano cuando observo el musgo moldear el árbol...