viernes, 15 de diciembre de 2017

Cuento de Navidad

              Me gusta la Navidad vaya esto por delante. Aunque reconozco que es como ese pariente muy querido que recibes en casa con ilusión y cariño desmedido y que cuando se van les despides con la misma ilusión de la llegada , deseosa de recuperar tu vida.

              Con el tiempo voy colocando los adornos con cuentagotas, no es que ponga menos, ni mucho menos, cada vez soy mas barroca, quién me lo iba a decir yo que en esto empecé siendo monocolor y "decoratriz", de un año árbol en azul, otro en plata, el siguiente en rojo...sólo bolas...he pasado al árbol enorme de las comedias americanas profuso y colorido con mucha iluminación que sí les debe impactar a mis peques que es por los que hago todo esto, bueno por mi también, que sigo con la misma ilusión que de niña cuando pegaba la nariz en los escaparates de mi ciudad natal, mis peques recuerdan cada uno de los colgantes del árbol cuando vienen, aunque todos los años añado nuevos .Ellos en cuánto llegan dicen abuela éste es nuevo y pasan revista al árbol. Lo de cuentagotas lo digo porque me cuesta, hoy pongo una cosa mañana otra y casi que llega la Navidad y no he terminado.

                  Y no sólo pongo árbol también pongo cosas por el jardín por los balcones y por dentro de la casa, y en la mesa del porche de entrada el nacimiento, esto es algo que ya les puse a mis hijos aunque nunca fui ni religiosa ni demasiado creyente, pero siempre pensé que para un niño, de la historia del Cristianismo lo más tierno y dulce es el nacimiento del niño Jesús, se lo puse a mis hijos todos los años con musgo que salíamos a buscar por bosques húmedos cuando vivíamos en el Norte y que regábamos todos los días que duraba la Navidad. Dejé de ponérselo cuando llegamos a una ciudad en el Sureste en la que no había musgo, el primer año lo pusimos en plan desierto con arena y fue tal latazo el recoger arena del suelo todos los días que desistí. Regalé el nacimiento, y me compré un elegante misterio que colocaba en el salón, como algo tradicional y simbólico, siempre he sido muy de tradiciones.

                       Cuando llegó mi primera nieta volví a poner el nacimiento. Al misterio el primer año le añadí los Reyes Magos, y como sucede con el árbol durante los 14 años que ya tiene mi nieta he ido comprando figuras, y luces, estanque, caminos, carros, cacharrería etc...Lo que sí me he vuelto es práctica, ya no salimos a por musgo, que por otra parte es especie protegida. Un buen día medí la mesa y me compré un trocito de césped artificial, oye es estupendo, siempre verde, sin necesidad de riego, sobre él hago caminos con arena o con gravilla según se tercie, y cada año me invento una historia mientras voy colocando las figuras que la verdad es que se tambalean un poco en ese césped. A un lado el mercadillo de carros con viandas, al otro el poblado, con las gallinas, ovejas, y vacas, al otro el castillo de Herodes, de la estrella paso...porque en el porche hace mucho aire y la estrella sobre el pesebre volaría. Hoy mientras las iba colocando he pensado que mis figuras cobran vida dentro de la caja donde las guardo todos los años, me ha recordado a esa peli de niños que no sé si es Toys o la muñeca diabólica, yo creo que en la caja juegan a pelearse , y como están en el garaje, no las oigo. No tiene otra explicación, al ángel le falta un ala, a San José le falta la vara, a la vaca medio cuerno, uno de los reyes está manco, la capa de un pastor está rota, han desaparecido tres cisnes que yo colocaba en el lago de papel de albal, puede que sea que no les gusta, son muy suyos los cisnes, si no se adaptan al medio vuelan y se van...tampoco he encontrado la montaña que yo ponía que he supuesto que se habrá ido con Mahoma...  si la montaña no va a Mahoma...pues ésta se ha ido...

Feliz Navidad
                          

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